48 HORAS - 辛辛息息 | Capitulo V


48 Horas


Despues de 48 horas, solo un chico seguira vivo

Capitulo V

—¡¡Líder!! —Chanyeol estaba boquiabierto, bajó corriendo las escaleras, se arrodilló en el suelo y observó a Suho con impotencia. Kai también se acercó corriendo y levantó la cabeza del líder para apoyarla sobre su regazo, e intentó detener la sangre que no paraba de brotar de su pecho utilizando sus manos; había un trozo de cristal roto clavado en el costado derecho de Suho, éste sólo jadeaba sin poder articular palabra—. ¡Líder! ¡Líder, no puedes morir! —gritaba Chanyeol mientras veía como la respiración de Suho se iba haciendo cada vez más débil.

—Yo… yo… Líder... ¿Por qué...? —balbuceó Baekhyun.

Kai levantó la cabeza silenciosamente para mirar a Baekhyun, entonces nos miró a nosotros, Chanyeol empujó bruscamente a Baekhyun y dijo mientras se le caían las lágrimas:

—¡¿Pero qué has hecho?! —en ese momento, Baekhyun empezó a sollozar también y a negar con la cabeza continuamente.

Lay se agachó y sujetó a Baekhyun por los hombros: - Tómate tu tiempo para hablar, y cuéntanos qué ha pasado.

—Salí a buscar agua —dijo Baekhyun desesperado.

—Eso ya lo sé, ¿y después? —preguntó Lay.

—Pasé por al lado del sofá y vi a alguien…. Llevaba una gorra, estaba de pie junto al espejo con un cuchillo… y una linterna… —Baekhyun no paraba de tartamudear—. Me miró y se puso el cuchillo al lado de la cara, y empezó a acercarse a mí… —Baekhyun empezó a llorar—. Entonces… entonces… alargó la mano hacia mí… así que lo empujé… —dijo—, se cayó de espaldas y el espejo se rompió.

—¿Y entonces lo asesinaste? —preguntó Tao.

—¡No! ¡No! ¡Yo no quería! ¡No quería! —nos miró con desesperación a cada uno de nosotros—, estaba tirado en el suelo y susurró algo que no pude entender… —a Baekhyun le costaba recordar lo que había visto cuando la habitación estaba a oscuras—. Entonces… entonces se arrastró hacia mí y me cogió la mano…

Nadie dijo ni una palabra, lo que venía después ya lo tenían claro como el agua, Baekhyun había cogido un trozo del espejo roto y lo había apuñalado.

—Líder…—Sehun y D.O se acercaron también, nosotros no nos movimos, dejándoles espacio.

Sin embargo, la respiración de Suho se había acelerado, hacía tiempo que no podía hablar y simplemente negaba con la cabeza sin parar. Nos miró a todos y de repente se agarró a las manos de Kai, como si quisiera decir algo.

Al fin, le cayó una lágrima, y su respiración se paró.

Posiblemente fueran lágrimas de frustración, ya que como pude ver, no había ningún cuchillo en el suelo, sólo un destornillador.

Luhan cogió el destornillador y un tornillo que se había caído del espejo roto, y miró a Baekhyun.

—El cuchillo del que estabas hablando probablemente fuera esto. Antes de subir al piso de arriba hoy, Suho me comentó que sospechaba que había un dispositivo de escucha detrás del espejo —continuó Luhan—, no nos dijo nada y bajó a comprobarlo él solo.

—¿Y por qué no nos lo habías dicho? —Kai le dirigió una mirada que irradiaba rencor, y Luhan no sabía qué decir.

—¿Y cómo iba a saber Luhan que Suho iba a bajar sin decir nada? ¡No puedes echarle la culpa! —el tono de Tao seguía siendo el de alguien que no piensa antes de hablar.

—¡Fue él quien le sugirió a Suho que no encendiera las luces, lo que llevó a que Baekhyun se confundiera!

—¡Eh! —dijo Tao mientras se estiraba las mangas—, todo esto lo ha causado Baekhyun, no tienes razones para culparnos, ¡al fin y al cabo es Baekhyun el que no confía en nosotros, y piensa que saldríamos a matarlo en medio de la noche!

—No es eso…—dijo Baekhyun sollozando—, pensaba que sería el pervertido que nos ha metido aquí…

—Si Baekhyun es culpable o inocente no te corresponde a ti decidirlo —Chanyeol miraba al suelo y no a Tao mientras hablaba—, el líder lo perdonaría, siempre que no fuera intencionado.

—Por supuesto que no es cosa mía —los ojos de Tao enrojecieron otra vez—, de todas formas ninguno de vosotros quería estar en el mismo equipo que yo.

—¡Huang Zitao, deja de hablar ahora mismo! —gritó Luhan en chino.

—Si tenías tanto problema con estar en este equipo, podrías haberlo dicho —comentó Kai mientras se levantaba—, no te necesitamos.

—¿Crees que no lo dije? —los ojos de Tao tenían un brillo amenazador y se adelantó unos pasos.

—¿Quieres pelea? —Kai estaba furioso.

—¿Piensas que podrías ganarme? —Tao inclinó la cabeza y observó a Kai.

—Ya basta —dije fríamente.

D.O ayudó a Baekhyun a levantarse, con la cara cubierta de lágrimas, y se giró para mirar otra vez a Suho; Lay se acercó para separar a Tao de Kai. Tao miró a Lay y éste negó con la cabeza.

La mirada de Chanyeol no se apartaba de Baekhyun y parecía que Kai hubiera echado raíces, no hacía ademán de moverse.

—Esto también es parte del juego —le dije a Kai.

Luhan nos miró a los dos antes de adelantarse a por Kai:

—Vamos a llevar al líder al sótano.

Nos dejó a ambos con una expresión de rivalidad, Kai se dio la vuelta y con ayuda de Chanyeol, levantó a Suho para llevárselo al sótano. Luhan fue corriendo a ayudarles a abrir la puerta.

D.O se agachó para limpiar la sangre y recoger los pocos trozos del espejo que quedaban contra la pared, que reflejaban perfectamente nuestras caras. Nos estábamos segregando lentamente.

Todo volvió a calmarse. Chanyeol y los demás volvieron del sótano, y yo fui a por Luhan.

—¿Hay agua en el piso de arriba? —le pregunté.

Negó con la cabeza, impaciente.

—Lo he comprobado, ni siquiera hay agua en el baño. Sólo hay un montón de licores, de todas las clases.

¿Licor? Bueno, ponerme borracho no me parecía tan mala opción, para cuando quisiera estar sobrio otra vez a lo mejor el contador ya habría llegado a cero.

—Nosotros tenemos comida —le dijo Lay a Luhan, yo me quedé mirando a Lay, intentando tragarme mis preocupaciones.

—Ah, ¿en serio? —Luhan agachó la cabeza y se quedó callado.

—¿Tienes hambre? —le preguntó Lay a Luhan, con la voz muy seria.

Sólo hacía un par de años, a Lay le pidieron que perdiera peso para prepararse para el debut y lo sometieron a una dieta muy estricta, y un día Luhan había robado un paquete de ramen instantáneo, en ese momento le dijo “debes de estar hambriento” con el mismo tono.

Algunas cosas, aun inconscientemente, se convertían en costumbre.

Luhan levantó la cabeza y miró fijamente a Lay mientras éste le agarraba la mano y se lo llevaba corriendo a la cocina. Yo les seguí rápidamente, y vi a Lay abrir el frigorífico para coger un sándwich.

—Sólo hay fríos, cómetelo aquí, rápido.

Luhan miró a Lay, cogió el sánwich y empezó a devorarlo. Se obligó a sí mismo a masticar y tragar apresuradamente, con una sonrisa que hacía mucho, mucho tiempo que no veían.

Esa estúpida sonrisa.

—¿Quieres otro? —Lay señaló al frigorífico.

—No, ya está bien —Luhan se limpió la boca—. Si no subo rápido empezarán a sospechar—Luhan volvió la cabeza para mirarme—. Gracias —dijo.

Aunque al fin y al cabo él no tuviera una relación tan estrecha conmigo, encontré que las gracias eran innecesarias, sólo era un sándwich… Aún así le debía muchas comidas.

—¿Queréis que le lleve uno a Tao…? —fijó su mirada en mí.

—Olvídalo, es demasiado arriesgado —dudé por un momento antes de seguir hablando—. Además, no sería la primera vez que se obliga a no comer —dije mientras recordaba sus ansias de comer patatas fritas cada noche en los dormitorios después de estar todo el día sin comer.

—Entonces me voy —Luhan le dio a Lay unas palmaditas en el hombro, y se fue asintiendo con la cabeza hacia mí a modo de saludo antes de subir las escaleras, dejándonos a mí y a Lay en la cocina.

La noche era oscura, dependía de la luz que la luna le prestaba, y a mí me parecía haber vuelto al invierno de hacía 5 años, en el festival de primavera.

Por aquel entonces, Lay estaba exactamente de la misma manera, de pie en la cocina, iluminado por la tenue luz de la luna, y presumía de las expectativas y las esperanzas que se había traído consigo a Corea y cuánta gente había ido a despedirlo.

—El director de mi instituto contó en la asamblea que había venido a Corea y que ahora tengo mi propio tieba (*foro en la red social china Baidu/como una página en Facebook para darle a “me gusta” en plan famoso) —dijo satisfecho y seguro de sí mismo, sonriendo con esos hoyuelos suyos—. ¡Definitivamente voy a volverme muy famoso, y si no, no voy a volver!

Su yo de antes era alguien que no paraba de parlotear, al contrario que la persona silenciosa y callada que era ahora.

—No soy como tú, que ya has nacido siendo así de elegante, ni como los otros que pueden controlar muy bien las cosas que hacen —agachó la cabeza—, así que tengo que tener éxito en algún aspecto, no, tengo que ser el mejor para ser más exactos.

—¿Cuántas personas han ido a despedirte? —le pregunté.

Se puso los dedos bajo la barbilla en gesto pensativo y dijo:

—Mi padre, mi madre, mis abuelos, la gente de la sociedad de artes liberales de mi colegio, mis compañeros de clase también vinieron a despedirme, mi profesor particular, el profesor Oh que nos enseñó a cantar a mí y unos cuantos chicos más…

—¿Y cuánta gente crees que se despidió de mí? —le dije sonriendo.

—No me digas… ¿más que a mí? —dijo, haciendo un mohín.

Bajé la cabeza, sonreí y negué.

—Nadie.

Para ser sincero, no quería hacer ver que yo era tan patético, sólo quería bromear.

Lay practicaba el baile como loco, era el primero en llegar por la mañana y el último en irse. Bailaba incluso cuando los demás estaban durmiendo o comiendo juntos, cuando la gente se relajaba y disfrutaba del poco tiempo libre que tenían, él seguía bailando. La gente que lo rechazaba no tuvo más remedio que empezar a darse cuenta de que él, un trainee chino, practicaba más que nadie y sudaba mares en el estudio con el pelo despeinado y soportando una presión increíble.

—A Lay-sunbae le encanta bailar —dijo Chanyeol, que iba a la misma clase que yo.

—Está realmente desesperado por debutar —le dijo D.o a Suho al oído, y yo lo oí accidentalmente cuando pasé por su lado.

En invierno del 2010, algunas cosas cambiaron, se volvió aún más callado, y una vez entré al baño y encontré una botella de vino y a un Lay muy borracho. Lay solía ser muy precavido y evitaba por todos los medios romper las normas. Levantó la cabeza y me vio, y empezó a reírse.

—¿Crees que todo esto es una tontería?

Le quité la botella, me senté y yo mismo empecé a beber.

—He roto con ella —dijo.

—Sólo es una ruptura, algo que sabías que iba a pasar más tarde o más temprano —dije.

—He estado bailando hasta el punto…en que lo he perdido todo… ¿crees que podré debutar?

Me quedé callado, mirándolo, su cara estaba pálida a pesar de lo que había bebido.

—Si no puedo debutar… no sé qué voy a hacer…—se rió levemente—. Ni siquiera me he graduado en el instituto.

—Ninguno de nosotros puede volver atrás ahora, yo estoy en la misma situación —dije, mirando fijamente la botella.

—Cinco años —levantó los dedos—. Me he dado cinco años… si no debuto en cinco años, volveré a casa.

—¿Volver a casa para qué? —dije.

—Para buscar un trabajo, algo que me dé de comer —sonrió—. Mírame a la cara… ¿crees que tendría éxito como bailarín en un bar?

Lo miré y negué con la cabeza.

—Eso podría hacerlo yo… pero si tú quieres tener alguna oportunidad, necesitarías cirugía plástica.

—Eh, ¿tú como bailarín? Ese negocio no saldría adelante…

Sonreí mientras lo levantaba del suelo del baño y lo saqué de allí, vi que estaba lloviznando, aunque no lo suficiente como para que fuera una molestia.

—¿Tienes un cigarro? —me preguntó con los ojos enrojecidos.

—Creía que no fumabas —le dije.

—Dame uno —dijo mientras me metía la mano en el bolsillo para sacar una cajetilla medio vacía de tabaco. Cogió un cigarro, se lo puso en los labios y volvió a meter la mano para buscar el mechero. Le llevó una eternidad encenderlo.

—Anda, dámelo —cogí el mechero y le encendí el cigarro, se lo pasé y vi como se atragantaba al darle la primera calada y se ponía a toser.

Yo también cogí uno y lo encendí. Esa noche, en la que nuestro futuro parecía impredecible, tampoco sabíamos que sería la mejor de las noches.

Desde la cocina, los ojos de Lay siguieron a Luhan mientras subía por las escaleras y volvía a su habitación. Apoyándome contra la encimera de la cocina, vi a Luhan llegar rápidamente al segundo piso, saludar a Chanyeol y darle unas palmaditas en las manos a Kai. En la oscuridad, Chanyeol y Kai lo despidieron y se giraron, utilizando una voz que ellos creían que era baja para continuar con lo que estaban hablando.

—Baekhyun nunca habría hecho una cosa así, no consigo creérmelo —Chanyeol sacudió la cabeza, hablando con voz segura.

—Él nunca lo habría hecho, pero alguien podría haberle obligado —la voz de Kai era suave como el terciopelo.

Chanyeol se quedó paralizado unos segundos y abrió la boca de par en par.

—Quieres decir que… ¿Kris…?

Kai le lanzó una mirada asesina y luego miró a su alrededor.

—¿¡Quieres bajar el volumen?!

Chanyeol se tapó la boca y se quedó en blanco unos instantes.

—Kris… nunca haría una cosa así… si tuviera que matar a alguien, probablemente lo haría él mismo.

Esto me conmovió por un momento, alguien que había entrenado conmigo durante tantos años y que probablemente me había visto recibir incontables sermones y castigos, era imposible que pensara que yo tendría la habilidad intelectual de enviar a otra persona a matar a alguien por mí.

—¿Y entonces quién podría ser? Es imposible que D.O o Sehun le ordenaran a Baekhyun que matara al líder, no me lo creería ni aunque se hubieran vuelto locos… —susurró Kai.

—Eh~ en comparación —Chanyeol se quedó pensativo— parece que Kris es el más sospechoso…

Me imaginé su expresión idiota, agaché la cabeza e intenté contener la risa.

—¡Ah, sí! ¡También está Lay! —exclamó Chanyeol como si hubiera visto la luz de repente y recibió otra mirada asesina de Kai, que se cubrió la boca y lo riñó en susurros.

—¡Luhan está en la habitación de al lado así que haz el favor de no hacer tanto ruido!

—Además, Lay… es el líder del equipo —dijo Chanyeol.

—El único enemigo de ese chico es él mismo —dijo Kai negando con la cabeza. Levantó la mirada hacia el techo—. Da igual que sea el líder, tú también eres el líder de nuestro equipo y eres tan inútil como él.

Chanyeol agachó la mirada y retorció los dedos, luego dirigió una mirada dolida a Kai.

—No creo que ninguno de ellos pudiera hacer una cosa así… —dijo Chanyeol, sus ojos parecían como de cristal—. A lo mejor las cosas no han sido tan retorcidas como pensamos.

Kai bajó la cabeza en silencio.

—Suho bajó a comprobar lo del espejo, Baekhyun salió y lo vio. Como todo estaba tan oscuro y él estaba asustado… —Chanyeol continuó—, perdió los papeles y empujó al líder contra el espejo.

Chanyeol se pasó los dedos por el pelo.

—Conozco a Suho desde hace 6 años —susurró Kai—, 6 años… y nunca había visto una expresión así en su rostro hasta ahora… como si deseara decirme algo con todas sus fuerzas… Si este juego es real —Kai levantó la cabeza—, no pienso morir antes que ninguno de ese equipo.

Ya lo sabía, y en ese equipo yo estaba incluido.

No quería escuchar más, y justo cuando estaba a punto de volver a la habitación, Baekhyun abrió la puerta con cuidado y salió, en la oscuridad. Chanyeol se alarmó al oír movimiento y miró hacia esa dirección, al darse cuenta de que era Baekhyun, ignoró a Kai y se lanzó escaleras abajo, saltando los escalones con esas piernas tan largas. Le dio un abrazo a Baekhyun y quiso llevárselo con él al piso de arriba, Baekhyun dudó un instante pero al final se fue con él.

Yo fui hacia mi habitación y vi a Sehun y a D.O, parecían dormidos, y a Lay, que estaba sentado al lado de la ventana. Me senté junto a él.

—Tengo muchísima sed —dijo.

—Si duermes, no te darás cuenta.

—Probablemente moriré mañana, así que no merece la pena dormir hoy —Lay miró fijamente por la ventana; había muchas estrellas. Pero por supuesto, esto podía ser sólo impresión mía, ya que no tenía costumbre de mirar al cielo.

—No tiene por qué ser así —me sacudí el polvo de las manos y lo observé—. A lo mejor llegas vivo al final.

—¿Alguien como yo?

—¿Qué clase de persona eres tú? —le pregunté medio en broma.

—Soy del tipo al que matan en el momento en que empieza el juego —confesó—. Además he tenido muy mala suerte últimamente, la semana pasada mi reloj empezó a fallar, la semana anterior se me rompió el helado y se cayó al suelo… —aunque me resultaba difícil comparar esos dos incidentes con el problema que teníamos ahora, fingí ser comprensivo y le di unas palmaditas—. Y me niego a aceptar el hecho de que no voy a poder comer una buena comida antes de morirme, si supieran cuántos años llevo a dieta… —dijo apesadumbrado.

Mientras miraba a ese glotón, empecé a notar que mi corazón estaba extrañamente tranquilo.

—Ya hace más de un año desde la última vez que fui a casa, y ni siquiera me han pagado el sueldo del mes pasado… —con tanta queja, básicamente estaba demostrando el dicho de que la muerte siempre llega en mal momento.

Me apoyé contra la ventana y señalé afuera:

—Bueno, por lo menos hoy hace una noche preciosa.

Hubo una pausa, y me preguntó:

—Si sobrevivieras, ¿qué querrías hacer? —sus ojos brillaron, parecían las estrellas que había fuera, en el cielo.

—Llevaría una vida normal —le contesté.

—¿Y cómo sería esa vida normal? —preguntó.

—Probablemente… comer, dormir y beber —dije. Si hubiera sido el yo de antes, no hubiera dicho lo de beber.

—Hey —se puso las manos detrás de la cabeza, revelando su hoyuelo por un momento—, si fueras a morir mañana, seguramente estarías comiendo y durmiendo hoy, dejando aparte el hecho de que no puedes beber agua.

—O tal vez no —le contesté con una sonrisa.

—Si mañana fuera a morirme —miré por la ventana— probablemente buscaría a alguien con quien compartir un beso.

Se quedó paralizado durante un par de segundos y se echó a reír.

—Qué pena, en los últimos años tu personalidad ha acabado volviéndose negativa... Aquí sólo hay chicos.

—Y es por eso que no voy a morir —dije.

—¡Mira! ¡Un mosquito hembra! ¡A por ella! —ignorando mi mirada de desprecio, siguió señalándome al mosquito.

—¿Seguro que si le doy un beso no la mataré? —dije entrecerrando los ojos.

—Bueno, si ella no te vale, puedes pedírselo a Luhan, seguro que colaboraría —dijo apasionadamente, dejando entrever la provocación.

—No, soy muy quisquilloso para esas cosas.

—Enhorabuena por haber elegido tu mano derecha después de todos estos años —dijo sonriendo.

Me quedé helado durante un par de segundos antes de lanzarle una patada, diciendo:

—Eso es incomparable al lío que tienes tú con tu mano izquierda.

Nuestra conversación continuaba, hablábamos de cosas tontas, como en los viejos tiempos. No sé por qué ya no puedo recordar esas conversaciones, pero me daba la sensación de que en cualquier momento podría hablarle al aire y sabría cómo me contestaría. Podría imitar a un perfecto Lay.

—Voy a dejar de hablar —dijo, y cerró los ojos.

—¿Por qué?

—Porque necesito conservar mi saliva —siguió hablando con los ojos cerrados—. Salir contigo no me deja escapatoria, tengo que salvarme a mí mismo.

—Enhorabuena por tus métodos de autoenseñanza —dije—, que te ayudan a ti y a todos.

—¿...Por qué no elegí a Luhan? —frunció el ceño.

—Te podrías haber guardado esa pregunta —entrecerré los ojos—, decirla en voz alta no era necesario.

—Teniendo en cuente tu habilidad intelectual y emocional, los otros acabarán con nosotros dentro de poco —dijo dolorosamente.

—Bueno, soy más grande que ellos, les llevará un tiempo poder conmigo —dije con desdén—. Sin embargo, el más fácil de vencer serías tú, dancing machine.

—Sí, claro…—me miró con atención—. ¿Crees que tu amiguito nos ayudaría a espiar un poco?

—¿…Chanyeol?... ¿Por qué no buscas a Luhan directamente?

—¿Y por qué tú no has pensado en Tao? —cerró los ojos, se apoyó en mí y bostezó.

—¿Crees que Tao querría hablarme siquiera? Ya estaría bien con que no me pegara con sólo verme —dije, y cogí una manta y cubrí a Lay con ella.

—Si has hecho algo malo, te mereces el castigo.

Nunca fallaba a la hora de darme consejos en el momento adecuado.

—¿Vas a dormir? Te quedan menos de cuarenta horas de vida y te estás preparando para dormir justo antes de morir...

—Es un simple instinto humano, como el de besar —dijo cerrando los ojos—. La gente que muere mientras duerme es la que más suerte tiene.

—Si alguien viene a matarte, no voy a salvarte.

—De acuerdo. Nos vemos en el cielo —susurró.

—¿Y si fuera yo quien te matara?

—Entonces irías al infierno… además, irías tú solo… Tú eliges… —las comisuras de sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa.

No me importaba esa expresión desdeñosa en su cara, de hecho, me eché a reír, ya estábamos todos acostumbrados a lanzarnos este tipo de amenazas.

Lay se quedó durmiendo, yo moví su cuerpo para tumbarlo en la cama y salí para ir al baño. En la oscuridad, vi a Baekhyun tirado en el suelo junto a la cristalería del salón, no estoy muy seguro de lo que estaba haciendo. Dejé la puerta del dormitorio abierta para él, y en una media hora, se levantó y se dirigió al cuarto de baño.

Encendió las luces, yo me apoyé contra la puerta para verlo acercarse al espejo, sacar un frasquito de eyeliner y comenzó a delinear sus ojos cuidadosamente. Empezó por el ojo derecho y luego siguió con el izquierdo, para después difuminar la línea, como si se estuviera preparando para una actuación.

Bajando la cabeza, reprimí esa sensación tan extraña que tenía a pesar de que no entendía nada de lo que estaba pasando. Dejando la puerta abierta, volví sigilosamente a la habitación.

CAPITULO IV | CAPITULO VI








Publicar un comentario

0 Comentarios