48 HORAS - 辛辛息息|Capitulo 2

48 Horas
"Después de 48 horas, solo un chico seguirá vivo"

Capitulo II

El tiempo en Los Ángeles era un poco más frío de lo que me esperaba, pero aparte de eso, no había nada fuera de lo normal ese día. Después de desembarcar del avión, nos dirigimos a la zona de recogida de equipaje. Chanyeol, Baekhyun y Kai iban los primeros, yo sólo oía el parloteo de Baekhyun y la risa exagerada de Chanyeol. Suho, D.O, Chen y Xiumin iban caminando entre ellos y nosotros. Sehun y Luhan caminaban pegados el uno al otro, como de costumbre, como si nadie pudiera verlos. Taozi estaba a mi lado, sin parar de quejarse de lo deprimido que estaba porque estaban publicando sus fotos de predebut en internet otra vez. Lay seguía como siempre: iba el último, con los cascos puestos y mirando a su alrededor a través de los mechones de su pelo liso.
Aminoré el paso a propósito y tiré de él.

—Deberías quitarte eso ya, si no, no nos vas a oír si te llamamos —dije.

Se me quedó mirando, ensimismado, y su expresión se volvió despreocupada:

—Oh, no hay problema —dijo.

No mostró ningún ademán de quitarse los cascos después de eso. Negué con la cabeza, exasperado, y seguí escuchando las quejas de Taozi. No le había dicho a nadie que en realidad estaba de mal humor porque había pasado la noche en vela. Hoy había visto cómo el manager le echaba la bronca a Lay por plantear la idea de volver a casa, así que eso significaba que mis propios planes de volver a casa se habían ido al traste.

—¿Qué pasa? ¿Por qué tienes esa cara, como si tus padres se hubieran muerto? ¿Lo he pronunciado correctamente? —dijo Luhan, mientras esperábamos a que saliera nuestro equipaje. Luhan siempre nos molestaba de este modo cuando sabía que nadie estaba de humor para hablar.

Lay se quitó los cascos y murmuró desde un lado:

—Está llorando tu pérdida en silencio.

—He tenido una vida maravillosa, sobre todo la tenía antes de conocerte —dijo Luhan, mirando hacia afuera—, y si consigo llegar a la furgoneta a salvo y sin romperme ningún hueso, consideraré que mi vida ha sido perfecta. Ah, que sepas que no te has afeitado bien —dijo, mirando a Lay con gravedad.

—Y tú no te afeitaste las piernas anoche. Hace un momento, en el avión, pude sentir esa fuerte presencia masculina que solías tener —dijo Lay, arreglándose el cuello de la camisa.

—¿Por qué? ¿Estás cachondo? —Luhan se echó a reír—. Si tienes lo que hay que tener, cuenta lo cachondo que estás en la entrevista de mañana.

—Barrera idiomática —dijo Lay, negando con la cabeza—. Si estuviéramos en Hunan, sería plausible, pero LA no es mi territorio, así que dejaré que Kris use su perfecto inglés para expresar por mí mis sentimientos cachondos.

—Sois unos asquerosos… —dijo Tao mientras les lanzaba una mirada de disgusto al escuchar su conversación—. Comportándoos de esa manera y tan pegados delante de otras personas… ¿es que no te basta con Sehun?

—¿De qué habláis? —la voz nasal de Sehun los interrumpió.

—De nada importante —dijo Luhan sonriendo mientras miraba a Sehun—. Estábamos discutiendo sobre si nos darían vacaciones este año para ir a casa.

—¿Vacaciones? ¿Cuándo? Si es como la última vez, voy a ir contigo a tu casa —declaró Sehun, sin dar pie a discusión.

—Posiblemente… —Luhan le lanzó una mirada asesina a Tao, que estaba intentando disimular una risita—. Aunque supongo que las probabilidades de que eso pase son muy bajas, a Lay ya le han reñido… en fin, oye, ese reloj que te acabas de comprar está muy bien.

—Lo he comprado en la tienda dutyfree del aeropuerto —dijo Sehun, levantando las cejas.

—¿Ah sí? ¿Y por qué no te he visto comprarlo? ¿Cuándo lo has comprado? Y por qué no me has dicho que me comprara uno yo también… —Luhan se alejó, charlando con Oh Sehun otra vez, Tao me miró e hizo un mohín.

—¿Habrá muchas fans aquí? —preguntó Lay, mirando hacia afuera.

—No debería haber muchas —dije, mirando hacia otro lado, vi una ventana en la que podía ver bien mi reflejo y empecé a arreglarme el pelo y las mangas de la camisa.

—Sí, sí, eres el más guapo del universo —dijo Lay, poniendo los ojos en blanco.

—Gracias —seguí mirándome en la ventana y arreglándome—. Tu habilidad para decir piropos sigue siendo tan buena como la primera vez que te conocí.

Me llegó una esperada patada por parte de Lay, seguida de una frase:

—Y tú sigues siendo tan idiota como cuando te conocí.

—Ninguno de vuestros coeficientes intelectuales ha aumentado mucho, la verdad, que ya no sois críos… —Luhan se nos adelantó, arrastrando el equipaje que acababa de recoger.

—Cuando salgamos, buscad una furgoneta amarilla, no os perdáis —dije, mirando hacia los que tenía delante y luego hacia atrás. Miré por última vez mi reflejo en la ventana, sintiéndome satisfecho. Lay nos miró un instante y se volvió a poner los auriculares.

Unos minutos más tarde, ya habíamos llegado al vestíbulo del aeropuerto, y había más fans de las que esperábamos. Lo único que podíamos hacer era seguir hacia adelante con la cabeza gacha, siguiendo a la persona que teníamos delante.

—¿Y Lay? ¿Ya ha vuelto a desaparecer? —miré hacia atrás y busqué con la mirada por todas partes, y le pregunté a Luhan, que estaba detrás de mí.

—¿No iba contigo? —me dijo Luhan.

—¿Y eso quién lo ha dicho? —seguí buscando, y al final vi a Lay en una esquina, caminando en otra dirección.

—¡¡Lay!! —grité. Obviamente, llevaba los auriculares puestos y no me oyó.

Chanyeol, que iba el último, vio lo que estaba haciendo y también le hizo señales a Lay, gritando:

—Lay hyung~~ que es por aquí~~

Viendo que el cabezota de Lay seguía andando en la misma dirección, suspiré y me abrí paso hacia donde él estaba.

—¡¿Quieres dejar de correr?! —le di un golpe en el hombro y le quité los cascos—. ¿Es que te vas a morir si dejas de escuchar música por un momento?

Lay me miró, confuso, señalando hacia la puerta:

—¿Pero nuestra furgoneta amarilla…?

Me giré y vi a Xiumin haciéndonos gestos con las manos, junto a nuestra furgoneta.

—Ven conmigo —dije, y lo arrastré conmigo en la dirección hacia donde estaban todos.

Nunca supe que la frase que Lay no había podido terminar era: “¿Pero nuestra furgoneta amarilla… no es esa de allí?"

Cinco minutos más tarde, todos estábamos subidos en la furgoneta. En el asiento del copiloto iba un asiático que dijo ser del personal encargado de recibirnos, y el conductor parecía ser un local.

—Todos los miembros del staff que os acompañaban están ya en otra furgoneta e irán directos al hotel —hablaba con un coreano muy fluido—, podréis reuniros con ellos dentro de un rato.

—¿Puedo saber —preguntó Suho, echándose hacia adelante— dónde vamos a alojarnos y cuánto tardaremos en llegar?

La persona que iba delante soltó una risita.

—El alojamiento es excelente, enseguida lo veréis.

—¡Mierda! ¡No me digas que no puedo utilizar mi teléfono en América! ¡Pero si lo pregunté específicamente antes de venir y me aseguraron que funcionaría! —dijo D.O, frunciendo el ceño y toqueteando su móvil.

—El mío tampoco tiene señal —dijo Chanyeol—, no pasa nada, seguro que tenemos que esperar un rato… ¡chicos, mirad! ¡Hay carteles de nuestro concierto! —las pantallas de fuera atrajeron inmediatamente la atención de Chanyeol.

—Sí, sí…

—Parece que somos muy populares aquí…

—Había muchas fans cuando salimos del aeropuerto…

Todos estaban apelotonados, mirando por la ventana y comentándolo. Ya me había acostumbrado a la ruidosa charla de cada vez que nos reuníamos.

Me di cuenta de que el reloj rosa de Oh Sehun ya estaba en la muñeca de Luhan. Habían empezado a discutir sobre el anillo que llevaba Luhan en el dedo corazón, parecía que tenía una especie de mecanismo secreto. Kai se había quedado profundamente dormido en el momento en que había entrado en la furgoneta, Taozi estaba esforzándose en perfeccionar su presentación en inglés y Chanyeol inclinó la cabeza y la apoyó en mi hombro, y también se quedó durmiendo.

Lay estaba en su mundo otra vez. De repente, giró la cabeza, sobresaltándome.

—¿Estás seguro de que nos hemos subido a la furgoneta correcta? —me preguntó.

—¿A cuál si no? —lo miré, los demás se estaban quedando dormidos unos detrás de otros. Yo mismo tenía un poco de sueño.

Aparentemente se quedó en trance, y echó un vistazo a su móvil antes de volver a mirarme.

—¿Qué te pasa? Despierta, estoy hablando contigo…

—¿Qué pasa? —mi memoria se volvió vaga, sólo podía recordar la cálida luz del sol de aquella tarde.

—…Ese día… me riñó… cogió el teléfono… —su voz iba y venía en mi memoria— …es una mujer… —hasta que ya no pude luchar contra el sueño. Antes de sucumbir completamente, aún pude ver cómo esa persona, completamente confusa, se daba golpes en la cara mientras sacudía a los otros para tratar de despertarlos.

Después de eso… ya no recuerdo nada.

Cuando me desperté, el único que ya estaba despierto era Kai. Estábamos todos tumbados sobre una alfombra, en un Mansion de las afueras. Me di cuenta de que tenía algo en el cuello que me hacía sentir incómodo.

—Ni te molestes, ya lo he intentado, no vas a poder quitártelo —dijo Kai desde el sofá.

—¿Cuándo te has despertado? —le pregunté.

—Hace 5 minutos —contestó.

Vi que el reloj señalaba las 10, sólo habíamos dormido poco más de cuatro horas.

—¿Por qué no nos has despertado? —sacudí a Luhan, que estaba a mi lado.

—No hay manera —dijo, con la cara inexpresiva—. Espera un rato y ya se despertarán.

Y en efecto, todos empezaron a volver en sí después de un rato. Tao se agarró la cabeza con una mano y se incorporó, luego se dirigió tambaleándose hacia el baño. Chanyeol iba dando voces diciendo que su móvil y su mochila no estaban. Baekhyun dio un grito ahogado al ver lo lujoso que era la Mansion, y empezó a quejarse de que tenía sed y quería beber agua. Sehun le preguntó algo a Luhan en voz baja, entonces Luhan frunció el ceño y negó con la cabeza, presionándose las sienes con los dedos. Lay estaba intentando desesperadamente quitarse el anillo de metal que llevaba en el cuello, me acerqué y le acaricié la cabeza, diciéndole que dejara de intentarlo.

El salón era extraño. Había una combinación de colores que no pegaban entre ellos, un espejo enorme en la pared de al lado de la puerta, dos máquinas Dance Revolution en una esquina del salón y… un cubo de rubik colgando de una caja fuerte al lado de las escaleras.

—¿Qué está pasando? —preguntó Suho, acercándose a mí y a Kai. Negó con la cabeza, respiró hondo y se arregló el pelo, que llevaba despeinado. Kai siguió sentado en el sofá, mirando a la puerta principal, que estaba cerrada.

—Esa puerta está protegida con contraseña —dijo.

—¿Qué? ¿Nos han secuestrado? —preguntó Baekhyun, mirando a su alrededor con expresión horrorizada. Se puso a revolver a su alrededor buscando su móvil pero no lo encontró.

—Desde el momento en que nos subimos a esa furgoneta supe que había algo sospechoso —dijo Luhan—. Pero ahora ya es muy tarde para decir nada.

—Cómo es posible que nos pase algo así cuando acabamos de aterrizar en América… —dijo Chanyeol con expresión cansada.

—A lo mejor es cosa de alguna fan loca —a Baekhyun se le iluminó la mirada— que nos está gastando una broma.

Todos se quedaron callados, evidentemente nadie se creía esa teoría.

—Espero que sea eso —dijo Suho, apoyando la cara en sus manos.

De repente, Tao señaló la pared que teníamos detrás y gritó:

—¡Mirad, ¿qué es eso?!

En la pared de al lado del espejo, aparecieron un montón de palabras en inglés. La caligrafía era muy mona, aunque el contexto no lo era en absoluto.

“Queridos chicos:

Bienvenidos a Paraíso Blanco, la casa más mágica de Los Ángeles.

Vamos a jugar a un juego.

Será mejor que sepáis lo siguiente:

No intentéis salir de la casa, eso está fuera de vuestras posibilidades.

Lleváis un anillo mágico en el cuello y en él hay un pequeño cuchillo. Si rompéis las reglas, recibiréis un pequeño castigo.

Tenéis que dividiros en dos equipos. Los dos chicos que estén más cerca de la puerta en estos momentos serán los capitanes. Ambos capitanes elegirán al primer miembro de su equipo, y aquellos a los que elijan elegirán a su vez al siguiente miembro. Así sucesivamente, hasta que no quede ninguno.

El juego es muy simple, y sólo hay dos reglas:

1. Después de 48 horas, sólo un chico debe seguir vivo en esta casa.

2. Los dos últimos chicos que queden vivos deben pertenecer al mismo equipo.

Mucha suerte, mis queridos chicos. Os deseamos la mejor de las suertes.

Vuestros anfitriones.”

—¿Qué dice, Kris? —me preguntó Tao.

Aún no me había repuesto cuando el contador que había sobre la puerta mostró de repente una serie de números.

47h 59m 59s




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